18 de abril
Semana no tan santa
El cierre de algunos servicios públicos durante estos días de fiesta genera críticas entre los usuarios
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Yo soy uno más de los afectados en los días que ocupan la Semana Santa; por lo tanto, aprovecharemos para encomendar nuestra salud y nuestra alma al Altísimo, por lo que pudiera pasar. Habitual como soy (por mi cuadro clínico y por cuestiones obvias) de los servicios sanitarios, me veo abocado a olvidarme de pedir una cita médica en estas fechas, por cuestiones meramente vacacionales y festeras. Las citas que se obtienen a través de la web o la 'app' para los que andamos, cojeamos o deambulamos en sillas adaptadas y necesitamos atención médica están 'closed', y en la atención telefónica te dan citas posvacacionales. A cambio, nos invitan a ir a ver las procesiones. Desatender en cierta medida a los enfermos crónicos y 'viciados' (a la fuerza) en los centros de salud supone un desapego sangrante hacia sus fieles pacientes. Claro, es Semana Santa y hay que sufrir el calvario, pensarán.
Jesús Sánchez-Ajofrín. Albacete
Resignificaciones
La capacidad negociadora de la Conferencia Episcopal para 'resignificar' con nuestro Gobierno de progreso el Valle de los Caídos podría abrir la senda hacia otras 'resignificaciones' no menos importantes. La más próxima pudiera ser la de la Semana Santa, celebración cargada de excesivas connotaciones religiosas que, si pertenecieran a otra fe más velada, quizá resultarían disculpables; pero al constituir una inequívoca manifestación del más rancio catolicismo está exigiendo adecuarla cuanto antes a nuestra realidad social, de rabioso laicismo progresista. Celebraciones en las que habría que diferenciar dos ámbitos: las que tienen lugar en el interior de los templos e iglesias y las que se realizan en las vías públicas.
Sobre las primeras, lo prudente por ahora sería respetarlas y esperar a que, por meras necesidades económicas y tras las pertinentes negociaciones, dichos lugares vayan pasando a propiedad estatal. Pero en los ámbitos públicos se impone un primer paso, constituyendo novedosas hermandades, cuyas imágenes titulares correspondiesen a personajes de la propia Semana Santa hasta ahora injustamente tratados, pese a representar unos valores muy actuales y que encuentran fiel reflejo incluso entre la más elevada clerecía. Personajes como Judas, Pilatos, la simpática pareja de Anás y Caifás, Barrabás, y ¿por qué no?, hasta el mismísimo diablo, merecen una urgente y negociada 'resignificación'.
Miguel Ángel Loma. Madrid
Soneto
Estamos en Sábado Santo y me viene a la cabeza el soneto a Cristo crucificado, también conocido por su verso inicial, «no me mueve, mi Dios, para quererte», que es un precioso poema escrito hacia finales del siglo XVI por un autor desconocido. Es un fruto tan magnífico de nuestra literatura religiosa del Siglo de Oro que Menéndez Pelayo lo incluyó en su antología de las 'Cien mejores poesías' de la lengua castellana. Estos días son, sin lugar a dudas, los mejores para volver a paladearlo, una vez más, recitándolo con toda su intensidad.
Antonio Soler. Santander
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